Arizona Tribune - Premio Diálogo para Mario Vargas Llosa y su traductor al francés Albert Bensoussan en París

Premio Diálogo para Mario Vargas Llosa y su traductor al francés Albert Bensoussan en París
Premio Diálogo para Mario Vargas Llosa y su traductor al francés Albert Bensoussan en París / Foto: Emmanuel Dunand - AFP/Archivos

Premio Diálogo para Mario Vargas Llosa y su traductor al francés Albert Bensoussan en París

El escritor y premio Nóbel hispanoperuano Mario Vargas Llosa y su traductor al francés, Albert Bensoussan, fueron galardonados este martes con el Premio Diálogo, que otorga una asociación hispanofrancesa en París.

Tamaño del texto:

Bensoussan, un escritor con una larga trayectoria de traductor de grandes autores hispanoamericanos, recogió el premio en su nombre y en el de Vargas Llosa, quien actualmente se halla en Perú.

"Traducir es transmitir", declaró Bensoussan durante el acto celebrado en la embajada española. "La traducción multiplica el genio. El traductor ocupará siempre una plaza subalterna. Viene después, no ha creado, no ha conocido la tempestad dentro del cráneo" del autor, añadió.

Nacido en el seno de una familia de origen sefardí en Argelia, en 1935, Bensoussan ha dedicado décadas de trabajo a divulgar autores como Vargas Llosa, José Donoso, Zoé Valdés o Alfredo Bryce Echenique en Francia.

"Es el mejor regalo que le hicieron los Reyes Católicos a Francia", dijo el escritor francés Pierre Assouline, al presentar al galardonado, en una irónica referencia de la expulsión a fines del siglo XV de los judíos de España, gran parte de los cuales se instalaron en el norte de África.

"Como he dicho muchas veces, yo no sería el escritor que soy, ni mi obra sería la misma, sin la influencia de la literatura francesa", dijo Assouline al leer un mensaje de Vargas Llosa.

El autor de "Conversación en La Catedral", Premio Nobel en 2010, entró el año pasado en la Academia Francesa, la primera ocasión que un autor que no escribe originalmente en francés forma parte de la institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu.

T.Perez--AT