Arizona Tribune - Tras las huellas del luchador cubano Mijaín López, el gigante de Herradura

Tras las huellas del luchador cubano Mijaín López, el gigante de Herradura
Tras las huellas del luchador cubano Mijaín López, el gigante de Herradura / Foto: ADALBERTO ROQUE - AFP

Tras las huellas del luchador cubano Mijaín López, el gigante de Herradura

En Herradura, un pueblo rural del oeste de Cuba, donde es venerado como un dios, el luchador Mijaín López curtió su físico trabajando en el campo. En París-2024, donde debuta el lunes, podrá convertirse en leyenda si gana una quinta corona olímpica consecutiva.

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"Herradura fue donde nací, donde me crie, donde todavía existen muchas personas que me vieron descalzo, corriendo en todas las calles", declaró a la AFP Mijain López en marzo, cuando comenzaba la fase final de su preparación rumbo a París.

Mijaín, de 41 años, dice sentirse amado por la gente de Herradura y orgulloso de haber marcado un "puntito" a 140 km al oeste de La Habana, "en la historia del universo", con sus cuatro títulos olímpicos en Pekín-2008, Londres-2012, Rio de Janeiro-2016 y Tokio-2020, además de cinco coronas mundiales.

Fue precisamente en los montes que rodean a este pueblo apacible, de casas destartaladas y calles polvorientas, donde el niño fortachón desarrolló sus músculos corriendo detrás de animales y cargando cajas de frutas y tubérculos.

Allí también comenzó a pelear, incluso antes de que un profesor de lucha lo descubriera a los ocho años y le augurara que sería "un buen luchador".

"En la tierra nos poníamos a luchar" y "mi papá me echaba a fajar con todos los hijos de los vecinos", comentó.

- "El orgullo de Herradura" -

Al deporte llegó de la mano de sus hermanos Misael y Michel, que practicaron remo y boxeo e intentaron animarlo a subir al ring, pero "él nunca fue de dar golpes" sino "de dar apretones y tirar" al suelo, precisa su madre, Leonor Núñez, de 66 años, en el patio de la casa que el campeón olímpico construyó a unos 50 metros de la de sus padres.

Su maestra de segundo grado, Bertha Acosta, ahora una sexagenaria, lo recuerda como un niño "corpulento y grande", pero "humilde y muy respetuoso".

"Mijaín es el orgullo de Herradura, el hijo prodigio de Herradura, y la gente está a la expectativa de su medalla", agrega Acosta, también de visita en la casa del luchador.

A los 13 años su carrera estuvo a punto de malograrse, cuando su padre, Bartolo López, fallecido en 2023, le ordenó dejar el deporte por una doble fractura de tibia y peroné durante una competición.

"Mijaín lloró y pataleó" y "Bartolo finalmente aceptó", explica su mamá, en medio de un apagón que desata quejas en el pueblo de unos 11.000 habitantes.

Tras recuperarse, participó en unos juegos escolares en Colombia, ganando dos medallas de oro y dos de plata. A los 17 años integró la selección cubana y comenzó a tejer su leyenda.

En Tokio, López entró al selecto club de cinco campeones en cuatro citas olímpicas consecutivas en la misma disciplina deportiva, pero busca sellar su carrera de más de tres décadas con la inédita proeza de sumar una quinta corona olímpica a su ya brillante palmarés.

- "La vamos a lograr" -

"La quinta medalla viene", sentencia su madre en el patio adornado con una gigantografía en la que su benjamín posa en maillot con los brazos abiertos, como queriendo abrazar al visitante.

Su hermano Michel, de 47 años, que ganó el bronce en boxeo en Atenas-2004, donde Mijaín quedó quinto, asegura que en Herradura "la gente lo quiere y lo respeta", y confía en su promesa de "repetir" el título olímpico en París-2024.

Realmente, López inspira confianza. Suma 18 victorias y una sola derrota en cinco citas olímpicas, y en Tokio en 2021 ningún luchador logró marcarle un punto.

Aunque vive en La Habana desde hace varios años, visita su terruño con frecuencia. Así lo hizo hace pocas semanas, antes de viajar a Bulgaria para completar su preparación.

"Lo vi bien, lo vi contento como siempre, loco (ávido) por coger la quinta" medalla, dice la madre y decodifica el poder esotérico que tiene Herradura sobre su hijo fortachón: "él pone el cuerpo, pero la mente la ponemos nosotros", dándole "fuerza y ánimo".

Para festejar una hazaña deportiva que todos dan como pan comido, el gobierno local prepara una fiesta para el martes, día en que la lucha grecorromana disputará su final en París.

El epicentro de esa celebración será "El Tronco", un pequeño restaurante privado al que López suele acudir en short y chancletas para reunirse con amigos.

Su vecina Maribel Corrales, una ama de casa de 68 años, resume la pasión que siente Herradura por su gigante: "es un súper más que campeón, que ahora va por la quinta medalla y la vamos a lograr".

A.Anderson--AT